Reflexions I

02/02/2008 20:13

 

Ayer pude observar, en las noticias, como el ayuntamiento de Barcelona quería desalojar unas cuantas viviendas que habían resistido al paso del tiempo, cerca de la plaza de les Glòries, si se le puede llamar plaza a ese nudo esperpéntico de carreteras. El plan es remodelar la zona para que deje de ser lo que es. Se pretende crear un gran parque y potenciar la plaza con nuevos edificios (como la torre Agbar) y algún que otro museo, como el museo del Disseny, y otros de instituciones públicas y viviendas, que seguro no tienen nada que ver con las que llevan unos cuarenta años en pie, en el mismo sitio.

Los bloques de pisos son viejos y la mayoría de gente que vive allí, lo hace desde hace muchos años (más de 30), son ya mayores, con pocos ingresos y pagan alquileres bajos. La intención del ayuntamiento es arrebatarles su vivienda y darles a cambio una mísera indemnización de 2.000 euros. Parece un ejercicio de tortura, por una venganza de hechos sucedidos años atrás, y no la actuación de un ayuntamiento del siglo XXI, en un país democrático y gobernado por un partido que se jacta de no se cuantas leyes sociales.

Parece que el fin justifica los medios. No ser los propietarios de las fincas donde residen no ayuda a la resistencia y por eso supongo que la gente que allí vive no se ha cerrado en banda, sino que tan solo piden poder acceder a una vivienda con condiciones similares a las actuales. La petición parece justa, ya que son personas con muy pocos recursos. Pero lo que a nosotros nos parece justo no tiene porque parecérselo a la administración. Darles las llaves de un piso de protección oficial no debería ser tan difícil, y más teniendo en cuenta que mucha gente va a sacar tajada de la venta del terreno y de la construcción de nuevos pisos y equipamientos.

Si la administración pública está formada por personas como ellos y como nosotros, ¿Por qué tanta crueldad y falta de sensibilidad hacía los más desfavorecidos? ¿El sistema está hecho a nuestra imagen y semejanza? ¿Tenemos el sistema que realmente merecemos?

Yo puedo entender que haya ciertas personas capaces de tomar decisiones muy desagradables para cierta parte de la población, pero no entiendo que se acaben llevando a cabo. En un sistema justo, estás decisiones no deberían ser tomadas por una sola persona, ya que no me puedo creer que dentro de un grupo de más gente nadie piense en lo que es mejor para un sector desfavorecido de la sociedad. No me quiero creer que haya tanta gente que puede actuar de mala fe y por tanto me es más fácil pensar que estas decisiones son tomadas por el sistema y no por personas como nosotros.

Siempre había pensado que el sistema lo creábamos los seres humanos y que teníamos la obligación de irlo mejorando y haciendo más justo. Pero estoy empezando a pensar que el sistema vive, piensa y respira por si solo. Solo considerando al sistema como un ente superior, que haya aunado lo peor de nosotros de distintas personas que han colaborado en germinarlo, puede entrar en mi cabeza la gran cantidad de dolor que somos capaces de generar.

En definitiva, creo que hay ciertas personas que merecen el sistema cruel que tenemos, pero que justamente son éstas las que nunca sufren la ira del sistema, sino que son los que ayudan a hundir a otros. Pero como siempre en este injusto mundo, pagan justos por pecadores.

Espero que la gente que vive en las antiguas viviendas de la plaza de les Glòries puedan tener un futuro digno y que toda esa gente, de aquí y de allá, que tiene que luchar cada día por algo tan básico como es una vivienda, vean recompensados sus esfuerzos y puedan hacer la voz del opresor más pequeña y que nos cueste mucho más oírla, sea quien sea y tenga la forma que tenga.

Salvador Lladó

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